Interesados en el arte de torcer los puros, unos 14 mil turistas foráneos visitan cada mes la fábrica de tabacos Francisco Donatién, la mayor de esta provincia cubana, conocida por la excelencia de sus vegas. Los viajeros aprecian las fases del delicado proceso de torcido, desde la selección de la materia prima hasta el acabado final, comentó a Prensa Latina el jefe de producción Alberto Pita.

La edificación construida a mediados del siglo XIX, conserva aún sus aires coloniales entre amplios ventanales, patios interiores y techos de tejas criollas, moldeadas con barro cocido. Dedicada primero a la elaboración de cigarrillos para el consumo nacional, la Francisco Donatién funciona actualmente como fábrica para la exportación debido a la reputación de la marca Vegueros, que le abrió las puertas del mercado exterior.

En la casona de esta ciudad experimentados tabaqueros confeccionan vitolas de los sellos Trinidad, Cohíba, Romeo y Julieta, Partagás y Hoyo de Monterrey, todas obtenidas con centenarios procedimientos artesanales, afirmó el experto. Vegas Robaina, que reverencia al afamado cosechero Don Alejandro Robaina, ya fallecido, es otra de las marcas creadas por hábiles manos, en su mayoría de mujeres.

Ubicada dentro de la industria, la tienda El Estanco expone y vende los surtidos locales, comercializados en el extranjero por Habanos SA. Antes o después de pasear por la fábrica, muchos visitantes deciden conocer los sembrados de Vueltabajo, como se conoce también esta zona, donde convergen clima y suelos óptimos para el cultivo, junto a la experiencia de los labriegos.

Via | Prensa Latina
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